martes, 13 de marzo de 2018

Peligra la gratuidad de la educación y la salud en Corrientes

La Constitución Nacional y la provincial, consagran como un derecho la gratuidad de la Educación y a la vez como una obligación. Con el criterio sabio de que el capital social generado, aporta al desarrollo de toda la comunidad además de generar bienestar para los propios ciudadanos mejor capacitados para adaptarse a las normas de convivencia y por carácter transitivo a los convivientes.
Pero la legislación es algo dinámico y se genera a partir de los usos y costumbres. Entonces las costumbres que se fueron desarrollando en los últimos años, facilistas y cómodas, como cobrar la cooperadora al momento de la inscripción, se convierten hoy en un atentado.
Digo facilistas y cómodas, porque ante los manejos de l@s director@s y el autoritarismo de muchos docentes que consideran a la escuela como una institución militar y al poder minúsculo que les da esa institución en un permiso para beneficiarse del esfuerzo de los padres, la participación en las Cooperadoras se fue resintiendo hasta prácticamente desaparecer. Actualmente es el directivo el que nombra al presidente de la cooperadora y el que toma las decisiones.

Una vez más como en todos los periodos de retracción del estado (los fondos de la educación publica se redujeron un 20% en términos relativos) se transfiere la carga de la logística, el mantenimiento y hasta los insumos de las escuelas a los propios padres que ya aportan el 21% de todo lo que consumen para garantizar la gratuidad.
La cuestión es que se volvió costumbre exigir compulsivamente el pago de la cooperadora, con montos arbitrariamente establecidos, al momento de la inscripción y al trato despectivo y expulsivo a quienes se niegan o NO PUEDEN PAGAR.
Pero este texto puede parecer muy técnico y difícil de entender si no vamos al caso concreto.
El Barrio Molina Punta que en los años 90 tenia una escuelita rural (323 Islas Malvinas) gestionada y sostenida por las familias de ladrilleros y pescadores, ante mucha insistencia logro cambiar su edificio que era de pre moldeados y que desbordaba a las aulas su pozo negro ante cada lluvia, por el “ÚNICO EDIFICIO ESCOLAR” inaugurado por De La Rúa antes de escaparse en helicóptero.
Desde entonces esa escuela y el secundario “Arturo Frondizi” funcionan en un edificio más adecuado, pero insuficiente para la población de tamaña barriada.
Desde entonces y por múltiples mecanismos se viene dando la expulsión de los chicos de las familias originales del barrio e instalando el concepto de que el Frondizi es un colegio de élite solo para los niños del barrio de profesionales. Desde el maltrato, la imposición de  uniformes ( negociados con una sola costurera), la persecución y el “arancelamiento encubierto” se fue logrando que los niños más carenciados migren hacia otros colegios medianamente cercanos o al centro, con los gastos y contratiempos que esto ocasiona.
Esta vez una madre vecina que formó pareja hace unos diez años y tiene al menos tres hijos en edad escolar, me vino con el lamento. Esta chica con graves problemas de alcoholismo y salud mental en su familia y su entorno, viene desempeñadose en forma admirable, acompañando a sus hijos, a pesar de no saber leer ni escribir, defendiéndose con un magro salario de “Agente de seguridad privada” de su marido que se vino del fondo del campo sin mucha instrucción y se dedica amorosamente a sus hijos a pesar del hacinamiento en el que viven.
Con tres hijos en edad escolar, fue aportando en cuotas los seiscientos pesos que le “exigen” de cooperadora al momento de la inscripción. Si bien tienen un sueldito, ya el año pasado tuvieron un conflicto porque la leche no alcanza para todos y los adultos de la casa dejaron de tomarla. Luego de pagar la Cooperadora, ahora al igual que el Instituto de profesorado de Educación Física y muchas otras instituciones de educación gratuita, también le cobran $50 la ficha de inscripción. Una hojita de fotocopia, con un sello de la escuela para que no puedan traer la fotocopia hecha por su cuenta. No es mucho dinero, pero crea desigualdad, estigmatiza, no permite una justa carrera meritocratica porque algunos parten desde muy atrás. Para esta familia significa un kilo y medio de leche que puede servir para que esa madre no pierda todos sus dientes.O para que sus hijos no tengan baja talla.
Hay antecedentes. Justamente durante la Intervención federal se había prohibido (especialmente en instituciones de salud) el cobro de bonos contribución o cuotas de cooperadoras al momento de la prestación del servicio. Con muy buen criterio se consideraba que configuraba un “ARANCELAMIENTO ENCUBIERTO” este tipo de colaboraciones que en teoría son voluntarias pero que con el tiempo y la sistemática se convierten en fijos y compulsivos. O en todo caso si esto pasa, es muy dificil de controlar por el nivel central.

Llamativamente es un discípulo de la UCR quien creara hace poco tiempo una Cooperadora de los CAPS y hoy también llegan quejas de la exigencia de un “bono contribución” al momento de sacar el turno.
Sin dudas la cultura toda ha mutado de la solidaridad de las pequeñas comunidades rurales o semirurales y los talleres de las fabricas al individualismo de las megalopolis… pero me resisto a aceptar la ley de la selva y el más violento Darwinismo Social para la construcción de la cultura. Mucho he discutido con profesionales muy acomodados y que disfrutan de vacaciones en el exterior respecto de la gratuidad de la educación y de la salud.
El respeto por los convenios pactados, la relación de igualdad con el paciente, todo se resiente ante la cada vez más extendida cultura del “plus” que, autoritaria, arbitraria e ilegalmente imponen los profesionales a sus pacientes, rehenes de un conocimiento que ayudaron a pagar a través de sus impuestos.
No estamos o "todavía no estamos", en una sociedad liberal y de castas como la de la India donde cada uno se tiene que aguantar la clase social que le tocó en suerte y como castigo de alguna macana hecha en la vida anterior. No es la libertad de la transacción entre el fuerte y el débil lo que elegimos como estilo de sociedad.
Somos cristianos, creemos que cada uno puede forjar su propio destino y que el estado debe garantizar la justicia en los contratos. Pero además que un profesional de la salud no reconozca el regalo que le hicieron sus pacientes al ofrecerle educación gratuita durante toda la vida y el acceso a la Universidad Pública y Gratuita donde lograron adquirir el conocimiento que ahora venden, es sin dudas una arista más de la descomposición social, que más allá de los gobiernos que elegimos, nos viene carcomiendo la solidaridad. A donde pensamos llegar?
Solicito a los diputados y senadores provinciales que todavía creen en la solidaridad y el rol del estado como protector de las relaciones de justicia entre los ciudadanos que legislen respecto a la “Gratuidad de la Educación y la Salud” y en especial que creen la figura de “ARANCELAMIENTO ENCUBIERTO”. Para que los que prefieren la ley de la selva, se saquen las mascaras. Es desleal sostener que la Educación y la Salud siguen siendo gratuitos, si vamos sumando mecanismos para cobrar las prestaciones en forma solapada.
Y a los chantas que cobran un “copago”  a las prestaciones medicas que se animen a entregar boleta por los mismo. Sin dudas la negativa acerrima de los señores de la ética y la moral se debe a que conocen el riesgo de ser acusados de estafa, cuando reciben el pago con un cheque de un tercer pagador y exigen además un nuevo pago por el mismo servicio.

Espero no ver en la cola de la “comunnion” a ninguno de los que exigen “ARANCELAMIENTO ENCUBIERTO” o plus sin factura… a los pastores también les compete hablar de estos temas...

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